lunes, 1 de junio de 2009

La Lucha Final Entre Mr. 81 y Superman


Puede sonar a una nueva historia de comic. Posible título de un super ventas. Pero todo esto no será una fiesta de colores sobre papel sino sobre el parquet del Amway Arena y del Staples Center. Porque ambos reductos albergarán la gran final de la NBA. Una final inesperada entre Los Ángeles Lakers y Orlando Magic.



Playoffs con un par de lagunas

Los Lakers siempre fueron favoritos para llegar a la última cita, no sólo por haber terminado en el primer lugar de la Conferencia Oeste, sino también por su gran estrella: Kobe Bryant. De todos modos, sus series previas (sin contar el "entrenamiento" frente a los Utah Jazz) no fueron pan comido y tuvieron que extremar recursos en más de una ocasión (recordemos a los Rockets sin Yao Ming ni McGrady). Su victoria en las finales de conferencia frente a los Denver Nuggets no la contarán dos veces. Los Nuggets saben que no estarán en la final por farrearse los dos primeros partidos que perdieron contra los de Kobe. Gracias a la displicencia de los Nuggets, Kobe llega en su mejor momento. Y la motivación extra en el resto del equipo, luego de que casi se les diera por muertos. Acá pesará la experiencia, como siempre. Ellos fueron finalistas en la temporada pasada.



Una mágica postemporada


Por su parte, Orlando pintó para ser un equipo fuerte este año. ¡Y vaya que lo fue! Con Dwight Howard mejorando su aporte en ambos costados de la cancha y el aporte de Jameer Nelson, comenzaron con buena marcha la primera parte de la temporada. Se lesionó Nelson en su mejor momento y se dudó si Orlando podría seguir ese tranco. Llegó Rafer Alston y todo, como si nada.

El cuento dice que estaban Cleveland y Boston casi cómodos, instalados en sus casillas 1 y 2. El tercero, atento aguardaba su momento. Philadelphia les complicó la existencia. Pero avanzaron. Y no sólo los 76ers. También Boston sin Garnett. Séptimo juego y... avanzaron. Y la que se suponía iba a ser la contienda más difícil, fue casi un mero trámite frente al equipo del MVP de la temporada. Ahí Orlando demostró de gran manera que es un equipo sumamente versátil, con muchas opciones de ataque y de correcta (y a veces brillante) defensa, que pasó casi por encima de un equipo que obtuvo el mejor récord de la temporada, pero que solo tenían una opción de juego: Cleveland Cavaliers y LeBron James. Esta vez, El Rey, actuó sin sus escuderos.


Los Magic, con su interno Howard y sus externos Alston, Lee, Turkoglu, Lewis y el aporte desde la banca que le otorga Pietrus, puede darle un buen dolor de cabeza a Phil Jackson.


¿El problema para los Magic? Recordemos a los Magic liderados por el gran Shaq y por el excelente Hardaway. Un equipo con un excelente juego interno (se le sumaba Horace Grant, principalmente en defensa) y con un buen juego desde el perímetro (con Dennis "3D" Scott, Nick Anderson y el mismo "Penny"). ¿Qué les pasó? Les pasó un Hakeem por encima y perdieron 4-0. Les pasó un MVP de finales. Algo que quiere conseguir Kobe para demostrar su calidad.

Match Ups

Aunque hay que reconocer que, analizando los "duelos":

- Howard es mucho más que Bynum. Y también es mucho más que Gasol (cuando Phil saque a Bynum por faltas en el primer cuarto y no vuelva más).

- Lewis no es más que Gasol, pero como se mueve en el perímetro, sacar a Gasol le puede hacer mucho daño a los Lakers, que tienen en él a su jugador más regular, más "consistente". Rashard aporta con tableros, pero lo suyo es anotar.

- Turkoglu es más que Ariza. Mucho más. Si bien Ariza tiene una buena labor defensivamente hablando, Hedo es quien lee los partidos en Orlando y quien toma las decisiones importantes. Es el engranaje principal de los Magic y a Ariza no le será suficiente con lo que ha mostrado.

- Bryant es sideralmente mucho más que Lee. Ojo que Pietrus marcaba a James frente a Cleveland. Lo más seguro es que Lee juegue menos minutos que Pietrus.

- Alston y Fischer. ¡Uf! Fischer está en su peor postemporada. Y Alston, sin duda en su mejor momento. Si Alston hace correr a Fischer como lo hizo Brooks, Orlando meterá en grandes líos a los Lakers, pues pasar a Derek para enfrentarse a quién esté marcando a Howard, significará que Alston llegará a la decena de asistencias en todos los partidos. Claro. El basketball tiene sus matices.

- Bancas. Los Lakers tienen mucho con Odom y Brown en la banca. Orlando, por su parte, tienen a un excelente Gortat, el X-Factor Pietrus que ha hecho de las suyas en esta postemporada y nada más. La producción de Pietrus y la de Odom pueden "sumar cero". Gortat tiene pocos minutos (porque Dwight jugará mucho). Brown aportará.

- ¿Quién podría aparecer? Farmar en los Lakers. Si Alston se pone las zapatillas con clavos y se pone a correr, Phil jugará con Farmar en vez del viejo Fischer.

martes, 19 de mayo de 2009

Pablo Vargas Zec: Una oportunidad que hay que aprovechar


Dentro de toda la estructura del básquetbol chileno, cada pieza es importante. Forma parte de un engranaje vital para que la “máquina cestera” se mueva. Sin embargo, si tuviese que apuntar a un punto álgido en la cadena es el de los técnicos.

La razón es simple.

Son ellos quienes, en su condición primera de formadores, son los llamados a atraer a los chicos al juego, a “seducir” a nuevas generaciones, a fomentar el arribo de masas críticas a iniciarse en este deporte, a buscar y reclutar talentos…

Por eso, ellos son claves en los cimientos del baloncesto. No por nada fue un técnico, el fallecido León Najnudel, quien fuera el artífice de la formación de la Liga Nacional argentina, sindicada por todo el mundo como la clave de la explosión del básquet trasandino, que llevó a nuestros vecinos no sólo a exportar jugadores a las más importantes competencias del mundo, sino también a ser medallistas mundiales y olímpicos.

Desde esa perspectiva, con buenos entrenadores, no sólo salen más y mejores jugadores, sino también obligan a los dirigentes a ponerse a la altura de las circunstancias. Con técnicos y formadores activos, a los “players” ni a los regentes de clubes, asociaciones, ligas o Federación, no les queda otra que trabajar a la altura de la exigencia.

Sin embargo, al ver competencias de menores, incluyendo por ejemplo el ya clásico Campioni del Domani (donde, se asume, juega lo más granado del espectro de cesteros sub 19), se notan ciertas carencias importantes en los fundamentos de chicos que, a esas alturas, deberían estar más aptos para encarar ligas mayores. Es cierto que hoy los videojuegos, el computador, la comodidad de la vida sedentaria e, incluso, la jornada escolar completa atentan contra la explotación cabal de los talentos de las nuevas camadas.

Pero no todo es culpa de la “vida moderna”. Porque ciertos ripios son adjudicables a los técnicos. Hace rato que parece no haber grandes formadores trabajando intensamente con las series menores. Es más, quienes lo han hecho, han tenido resultados evidentes: Valdivia con Manuel Córdoba es un claro ejemplo, como también está a la vista lo que ha hecho Emiliano Cucchetti en Chiloé. Lo alarmante de eso es que son las excepciones que confirman la regla. Y, además, los formadores parecen ser, necesariamente, traídos desde el extranjero. Obvio, si en todos lados están varios pasos delante de nosotros.

Pero lo preocupante es que cuando uno se topa con un entrenamiento o partidos de inferiores, no se ven técnicos formados ni formadores. Al contrario. Es ahí cuando uno se da cuenta por qué el básquet nacional no progresa: simplemente, porque hay entrenadores de inferiores que no transmiten nada. Así, es difícil entusiasmar a nuevas generaciones. Más encima, denotan poca pedagogía y menos rigor con los chicos. Así, es difícil que salgan jugadores técnicamente bien dotados, si no los motivan ni les enseñan.

Por eso, cuando este fin de semana se desarrolle el Clinic para técnicos de básquetbol de Tododeporte, los entrenadores no pueden dejar pasar la oportunidad. Estará el argentino Fernando Duró, un coach de primerísima línea, además de los nacionales Pablo Ares, bicampeón de Dimayor con Liceo Mixto, acompañado por su cuerpo técnico compuesto por Claudio Jorquera y Renato Maldonado, a quienes se une el DT de la Universidad Católica, Miguel Ureta. Es de esperar que el Clinic se llene. Serán tres días de intensa actividad, donde el anhelo es ver tantas caras como cuando para el Encestando una Sonrisa la UC organiza una actividad similar. Y, lo que sería mejor, tantos entrenadores como en esa cita, pero ojalá con más variedad, porque en rigor son siempre los mismos los preocupados de estar actualizados.

Sabemos que el medio es bastante soberbio, que es difícil arrancarse del “qué me puede enseñar” tal o cual coach, contra el cual muchas veces se enfrentan durante el año. Sin embargo, nunca se termina de aprender. Y para eso, hay que estar atento a aprovechar cualquier ocasión que nos permita saber más, escuchar al resto, asimilar las experiencias de otros, instruirse en otras formas de trabajo, ilustrarse en nuevas materias, absorber cuanto se pueda…

Por eso, para romper la inercia en la cual nos mete la rutina, esperemos que este aporte de Tododeporte al baloncesto nacional tenga la convocatoria que el esfuerzo amerita. No es frecuente tener capacitaciones con la gente adecuada. Y esta ocasión no se puede dejar pasar, menos por desidia ni menos aún por “exceso de conocimiento” de los entrenadores locales.

jueves, 14 de mayo de 2009

NBA: Donde Las Palizas Ocurren

Los playoffs de la NBA caminan paulatinamente a las finales de conferencia y dos equipos se han destacado por dejar en el camino, sin mucho contratiempo, a rivales que nunca pudieron pelear de igual a igual frente a ellos: Denver y Cleveland.


Canasta limpia


El quinteto donde deslumbra LeBron James derrotó sin apelaciones (4-0) a unos escuálidos Atlanta Hawks, quienes tuvieron que sortear la complicada valla de Dwayne Wade en 7 juegos, para luego llegar a tener 3 jugadores titulares lesionados, lo cual terminó despachando a los de Atlanta de vuelta a su casa.


Pero no piensen que porque no jugaron a plenitud sus titulares, Atlanta perdió como perdió. Si bien en los playoffs versión 2008 los liderados por el escolta Joe Johnson tuvieron en las cuerdas a los que a la postre serían campeones, Boston Celtics, debieron a enfrentar a un plantel sólido que se mueve a la melodía de LeBron James, consiguiendo una armonía y exactitud que hacen de los Cleveland Cavaliers, una escuadra con chapa de campeón.


Tienen razón si me dicen que la banca de Cleveland no es potente. Ya la imagen de Mike Brown sacando a todo el equipo suplente en la primera serie frente a Detroit Pistons (4-0), cuando luego de ir ganando por 20, le dio minutos a los del ‘bench’ que ajustó el partido a tan sólo 7 puntos y que hizo que LeBron James y sus escuderos volvieran al parquet. Lo reconozco. Como también reconozco que el equipo en sí no es una excesiva potencia. Varejao es corajudo, pero no es un imprescindible en cualquier lado de la cancha. Ilgauskas cumple bien su rol de centro europeo, pero no es descollante (más aún con sus lesiones). Mo Williams es un jugadorazo, que aparece en los momentos necesarios y que sin duda es el que más respaldo le ha dado al 23. West, irregular, suele tomar el bastión cuando Mo está más bajo. Pero no es el base ideal. Es un jugador ideal para un equipo que tiene al campeón olímpico en Beijing.


Pero LeBron marca diferencias incontrarrestables, al menos para timoratos equipos como los Hawks, a pesar de los ripios que aún pule el actual MVP. Subió sus puntos por partidos a 30 en esta serie. Y su control de los partidos, la confianza que tiene en saberse el mejor. La impronta de LeBron es la confianza, el trabajo y la espina clavada de la derrota frente a Boston el año pasado. Es un auténtico y genuino hambre de triunfo que quiere saciar llegando a su segunda final.


Sólo dejaron un partido…


Lo de Denver es totalmente distinto. Terminando la temporada regular con una que otra complicación, la escuadra comandada por Chauncey Billups (lejos la transferencia más determinante de la temporada) ha aparecido con todo su esplendor en la post-temporada. Derrotando primero a unos famélicos Hornets por 4-1 y que en una llave más complicada, el denominado “duelo de bancas” (por desnivelar partidos gracias al aporte de éstas), los Nuggets lograron imponerse a un cuadro donde el alemán Nowitzki trató de hacer cuánto pudo. Las claves sin duda fueron la lectura de los partidos por parte del técnico de los de Denver, George Karl, la destacada actuación de jugadores “promedio” como Nene Hilario y del aporte efectivo de sus estrellas: Carmelo Anthony y el mencionado Billups.


Denver ha mostrado una solidez como equipo que le permite a todos ir rotando su importancia, todo bajo la conducción soberbia del ex Pistons. Pero para la eventual final, tendrá que enfrentarse a uno de dos cuadros que tienen positivo balance frente a los Nuggets. Tanto los Rockets como los Lakers, de los cuatro enfrentamiento contra los de Karl, ganaron tres. Como para pensar en la probabilidad de que haya otra paliza.


Otra más…


Los Lakers no la han tenido fácil en sus enfrentamientos frente a Houston Rockets. Pero vale destacar que, al parecer, el gran muro texano estaría derrumbándose de a poco tras la deserción por lesión de Yao Ming. La paliza no se hizo esperar, y los dirigidos de Phil Jackson derrotaron por 40 puntos (118-78) en el 5° partido al plantel del argentino Luis Scola. Ni Ron Artest ni Shane Batier han impedido que Kobe no haga de las suyas. Aunque en un partido lo hayan dejado en 15 puntos, promedia 29 en la serie.