martes, 19 de mayo de 2009

Pablo Vargas Zec: Una oportunidad que hay que aprovechar


Dentro de toda la estructura del básquetbol chileno, cada pieza es importante. Forma parte de un engranaje vital para que la “máquina cestera” se mueva. Sin embargo, si tuviese que apuntar a un punto álgido en la cadena es el de los técnicos.

La razón es simple.

Son ellos quienes, en su condición primera de formadores, son los llamados a atraer a los chicos al juego, a “seducir” a nuevas generaciones, a fomentar el arribo de masas críticas a iniciarse en este deporte, a buscar y reclutar talentos…

Por eso, ellos son claves en los cimientos del baloncesto. No por nada fue un técnico, el fallecido León Najnudel, quien fuera el artífice de la formación de la Liga Nacional argentina, sindicada por todo el mundo como la clave de la explosión del básquet trasandino, que llevó a nuestros vecinos no sólo a exportar jugadores a las más importantes competencias del mundo, sino también a ser medallistas mundiales y olímpicos.

Desde esa perspectiva, con buenos entrenadores, no sólo salen más y mejores jugadores, sino también obligan a los dirigentes a ponerse a la altura de las circunstancias. Con técnicos y formadores activos, a los “players” ni a los regentes de clubes, asociaciones, ligas o Federación, no les queda otra que trabajar a la altura de la exigencia.

Sin embargo, al ver competencias de menores, incluyendo por ejemplo el ya clásico Campioni del Domani (donde, se asume, juega lo más granado del espectro de cesteros sub 19), se notan ciertas carencias importantes en los fundamentos de chicos que, a esas alturas, deberían estar más aptos para encarar ligas mayores. Es cierto que hoy los videojuegos, el computador, la comodidad de la vida sedentaria e, incluso, la jornada escolar completa atentan contra la explotación cabal de los talentos de las nuevas camadas.

Pero no todo es culpa de la “vida moderna”. Porque ciertos ripios son adjudicables a los técnicos. Hace rato que parece no haber grandes formadores trabajando intensamente con las series menores. Es más, quienes lo han hecho, han tenido resultados evidentes: Valdivia con Manuel Córdoba es un claro ejemplo, como también está a la vista lo que ha hecho Emiliano Cucchetti en Chiloé. Lo alarmante de eso es que son las excepciones que confirman la regla. Y, además, los formadores parecen ser, necesariamente, traídos desde el extranjero. Obvio, si en todos lados están varios pasos delante de nosotros.

Pero lo preocupante es que cuando uno se topa con un entrenamiento o partidos de inferiores, no se ven técnicos formados ni formadores. Al contrario. Es ahí cuando uno se da cuenta por qué el básquet nacional no progresa: simplemente, porque hay entrenadores de inferiores que no transmiten nada. Así, es difícil entusiasmar a nuevas generaciones. Más encima, denotan poca pedagogía y menos rigor con los chicos. Así, es difícil que salgan jugadores técnicamente bien dotados, si no los motivan ni les enseñan.

Por eso, cuando este fin de semana se desarrolle el Clinic para técnicos de básquetbol de Tododeporte, los entrenadores no pueden dejar pasar la oportunidad. Estará el argentino Fernando Duró, un coach de primerísima línea, además de los nacionales Pablo Ares, bicampeón de Dimayor con Liceo Mixto, acompañado por su cuerpo técnico compuesto por Claudio Jorquera y Renato Maldonado, a quienes se une el DT de la Universidad Católica, Miguel Ureta. Es de esperar que el Clinic se llene. Serán tres días de intensa actividad, donde el anhelo es ver tantas caras como cuando para el Encestando una Sonrisa la UC organiza una actividad similar. Y, lo que sería mejor, tantos entrenadores como en esa cita, pero ojalá con más variedad, porque en rigor son siempre los mismos los preocupados de estar actualizados.

Sabemos que el medio es bastante soberbio, que es difícil arrancarse del “qué me puede enseñar” tal o cual coach, contra el cual muchas veces se enfrentan durante el año. Sin embargo, nunca se termina de aprender. Y para eso, hay que estar atento a aprovechar cualquier ocasión que nos permita saber más, escuchar al resto, asimilar las experiencias de otros, instruirse en otras formas de trabajo, ilustrarse en nuevas materias, absorber cuanto se pueda…

Por eso, para romper la inercia en la cual nos mete la rutina, esperemos que este aporte de Tododeporte al baloncesto nacional tenga la convocatoria que el esfuerzo amerita. No es frecuente tener capacitaciones con la gente adecuada. Y esta ocasión no se puede dejar pasar, menos por desidia ni menos aún por “exceso de conocimiento” de los entrenadores locales.

1 comentario:

Sebastián Alaniz dijo...

Sin duda es una oportunidad de lujo la que se nos ofrece este fin de semana. Y creo que además de sacarle el jugo a la experiencia de Duró, hay que ponerle mucho ojo a lo que se diga sobre el scouting, ya que puede ser ese proceso el que comience a marcar diferencias tempranas entre las instituciones y sus resultados. Inversión en formación y en materia prima.