lunes, 8 de septiembre de 2008

Pablo Vargas
9 de Septiembre de 2008

Con la Liga, ¿el básquet la liga?


Probablemente, para muchos, el título de este blog no diga nada. Para aquellos que, como yo, de algún modo nos identificamos con cierta parte de la cultura deportiva de Argentina, el título es más claro.

Para entenderlo, eso sí, hay que apuntar algunas cosas. Primero, que en la décima acepción del diccionario de la RAE, ligar es un argentinismo que se usa en los juegos y que significa ganar. Luego, hay que decir que -de algún modo- me declaro argentinófilo. Claro: no sé lo que saben algunos amigos, pero sí me declaro un fiel seguidor y medianamente conocedor del medio deportivo trasandino.

Por eso, también, aplaudo la organización de la Liga Nacional de básquet argentino, la actividad que nos convoca en este blog. A partir de la reorganización de la competencia interna, propiciada a principios de la década de los 80’ por el técnico León Najnudel y secundado por el periodista Osvaldo Ricardo Orcasitas (“ORO”, el gran redactor de baloncesto de la época dorada de la revista El Gráfico), esta actividad comenzó a tener un desarrollo que la tiene posicionada hoy como una de las principales potencias a nivel mundial, gracias a una selección que en Beijing se acaba de consolidar como la mejor de la última década, por ejemplo, generando una cantera inagotable de talentos.

Muchos rebatirán que la competencia interna allende los Andes no es la mejor. Probablemente, no está cerca de ser la de mejores sueldos, ni la de tener extranjeros brillantes, ni la de los clubes más sólidos y solventes en lo institucional. Sin embargo, su paridad deportiva y su constante necesidad de generación de nuevos valores la han convertido en la base de la enorme potencia que es Argentina en el básquet mundial, donde es autoridad. Y, más allá de que en algún momento se quedarán sin Ginóbili, Oberto, Nocioni o Delfino, queda claro que encontraron la fórmula parar sostenerse en el tiempo, gracias a que su Liga Nacional es terreno fértil, da frutos y están a la vista.

A lo que se apunta con esta letanía es que, tras el bullado fracaso de la selección chilena en el Sudamericano absoluto de Puerto Montt, resurgió la idea de contar con una Liga Nacional, en la que habría tres categorías: una profesional –que sería la Dimayor-, más dos series de ascenso, una B (que contaría con un extranjero) y una C (sólo con nacionales, más “amateur”). Con el ascenso y descenso de categorías, la idea parece bastante apropiada. Ahora, claro, tal vez si se planificara con más calma y se desarrollara la idea de un modo más participativo por parte de los estamentos que conforman “la familia” del básquet, me gustaría más.

Por lo pronto, creo que la Liga es lo correcto. Pero no me parece tan acertados ciertos matices que se proponen: la exigencia de algún juvenil en cancha o una edad de tope en los adultos que conforman los planteles en las series de ascenso. Básicamente, por dos motivos: uno, porque me mueve la convicción de que los cupos en cancha no se otorgan por decreto, sino que se ganan. Luego, porque a niveles aficionados me parece que los tipos con 35 años, más o menos, no sólo están en condiciones de jugar, sino de entregar su experiencia a los más jóvenes. Acá me tomo una licencia y juego a la autorreferencia… Una de las cosas que más agradezco fue haber coincidido en un equipo, entrenando y compartiendo los vestuarios y la banca con Carlos “Kiko” Lauler, el mejor escolta que ha dado Magallanes. Y cuando nos topamos él tenía más de 30 años. Sin embargo, su calidad y capacidad de transferir conocimientos, fue clave para los jóvenes que ahí estábamos. Tratándose de clubes “amateurs”, el ejemplo es más que válido, así hayamos sido todos los juveniles muy malos y no hayamos llegado a ninguna parte como jugadores (cosa que, por cierto, fue al revés).

En resumen, la idea está buena. Se está haciendo a la rápida, apuradamente, sin mucho debate. Pero es importante que se comience a jugar más y, sobre todo, que de una buena vez por todas, esta competencia implique que los chicos, los jóvenes, comiencen a tener más partidos por temporada, de mayor exigencia, en canchas que le sean nuevas, ante rivales más desconocidos. Si la Liga Nacional no aporta a la competencia de cadetes y de juveniles, el esfuerzo, una vez más, será en vano.

1 comentario:

Anónimo dijo...

coincido al menos en un 90% por ciento, con tu articulo y opinion pablo.

el tema del juvenil en pista los 40 minutos por decreto, para mi es nefasto, estoy en contra de cualquier tipo de cupo obligatorio, "que juege el mejor" siempre a estado entre mis principios, obviamente eso incluye el tema de limitar la edad, debe jugar el mejor noi importa la edad que tenga.

el ejemplo que lanzas es bastante preciso para graficarlo, por lo demas nunca habara una liga ideal, estamos en chile y las comparaciones con argentina son por ponerlo suave penosas, tan penoso como comparar la idea del gran leon, con la "idea" de don tongua herrera, no hay por donde....

pd: los felicito por el blog habia escuchado el programa, pero el blog les a quedado bastante interesante.

Maximiliano Aguilera alias (Nanoragi)